Fisioterapia - La importancia de entrenar la FUERZA

04.05.2020


Hoy en día el entrenamiento de fuerza es el gran menospreciado en la sociedad, ya que existen numerosos mitos al respecto, como el de que por levantar pesas de 2-3kg vamos a acabar como los culturistas, o que sólo se entrena fuerza para lucir cuerpo.

Lo que la mayoría de la gente no conoce es que el músculo juega un papel importante en la salud metabólica, salud hormonal y metabolismo de las proteínas del organismo.

A día de hoy sabemos que el músculo es uno de los órganos endocrinos más grandes del cuerpo humano. Un órgano endocrino es aquel que secreta hormonas (células especializadas en influir sobre otras células).

El entrenamiento de fuerza ayuda a mantener la densidad mineral ósea , por el efecto directo sobre la formación osteoblástica e indirecto por las fuerzas localizadas producidas por la contracción muscular. Es decir, ayuda a tener los huesos más fuertes y prevenir la temida osteoporosis.

Además el entrenamiento de fuerza, contribuye a mantener la masa muscular, y a mejorar la calidad muscular, de este modo ayuda a reducir la grasa visceral. La grasa visceral está considerada como un factor de riesgo, ya que hay estudios que relacionan la grasa visceral con enfermedades metabólicas (diabetes tipo II, hipertensión, obesidad, síndrome metabólico) y cardiopatías (trombosis, arterioesclerosis...). La grasa visceral incrementa las adipocinas (hormonas pro-inflamatorias secretadas por el tejido adiposo) en el torrente sanguíneo, alterando funciones del organismo y favoreciendo una inflamación crónica.

Mantener y/o aumentar la masa muscular y la calidad muscular con el entrenamiento de fuerza, mejora la caquexia (atrofia muscular, debilitamiento y pérdida de musculatura) y la calidad de vida en pacientes con cáncer o en personas mayores.

Al mismo tiempo, las investigaciones sugieren que cuando entrenamos el sistema muscular con ejercicios de fuerza, se producen también cambios en el sistema cardiovascular, es decir mejora también el músculo cardíaco. El entrenamiento de fuerza se asocia con modificaciones en el miocardio, con el resultado de tener cambios positivos en la frecuencia cardíaca, volumen respiratorio, y en la respuesta del corazón al ejercicio y a las demandas cotidianas de la vida.

Durante la ejecución del ejercicio de fuerza, la tensión arterial sistólica y diastólica aumentan, aunque posteriormente, con las adaptaciones del organismo a largo plazo la tensión arterial en reposo disminuye positivamente. Por lo que está recomendado en pacientes hipertensos (bajo vigilancia de un profesional sanitario).

Miller (1984) y Yki-Jarvinen (1984), sugieren que un incremento de la calidad muscular tiene un efecto directo en la tolerancia a la glucosa y en la respuesta a la sensibilidad a la insulina.

También se ha demostrado que la reducción de la grasa visceral y de la grasa subcutánea mejora el metabolismo de la glucosa.

El entrenamiento de fuerza ha mostrado su utilidad para aumentar el ritmo metabólico de reposo en hombres jóvenes (Dolezal, Potteiger, 1998), y en hombres y/o mujeres ancianas (Ryan et al., 1995; Treuth et al., 1995).

La oxidación de las grasas y/o la media del consumo diario de energía pueden ser también mejoradas por medio del entrenamiento de fuerza. (Treuth et al., 1995; Van Etten et al., 1995, Van Etten et al., 1997).

Por lo tanto existe mucha evidencia de que el entrenamiento regular de fuerza muscular genera cambios positivos sobre la salud. Una gran cantidad de datos señalan que el entrenamiento de fuerza está asociado con mejoras en la capacidad de rendimiento submáxima, el equilibrio de la glucosa, la salud ósea, la reducción de la incapacidad física, y el aumento del bienestar psicológico.



Autora: Iranzu Pérez Sucunza

Graduada en Ciencias de la Actividad Física y Deporte. Estudiante de Fisioterapia.