Fisioterapia - Menopausia y ejercicio
Ya es conocido que en las mujeres tras la menopausia se incrementa la acumulación de grasa, y el aumento de peso, y con todo ello aumenta el riesgo de sufrir la resistencia a la insulina, la arterioesclerosis y las enfermedades cardiovasculares.
A nivel poblacional, dos tercios de las mujeres con menopausia sufren sobrepeso y el 43% presentan síndrome metabólico. Existe evidencia de la relación entre menopausia y esteatosis hepática.
La esteatosis hepática es la acumulación de tejido graso en el hígado en ausencia de alcoholismo u otras patologías.
La prevalencia de hígado graso no alcohólico (NAFLD en inglés) es mayor en hombres que en mujeres, pero cuando comparamos a los hombres con mujeres menopaúsicas las diferencias desaparecen incluso se revierten, siendo mayor la incidencia en mujeres menopaúsicas que en hombres.
Parece que los ESTRÓGENOS tienen un papel fundamental en esta patología.
Los estrógenos son las principales hormonas sexuales femeninas junto con la progesterona. Los estrógenos son hormonas esteroideas, derivadas del colesterol, y producidas por los ovarios y en menor medida por las glándulas suprarrenales. Sus funciones son el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios en mujeres (crecimiento mamario, inicio de la menstruación y ensanchamiento de las caderas entre otras cosas). También regulan la saciedad y el gasto energético actuando directamente en el hipotálamo; controlan la distribución y metabolismo de la grasa, utilizando la grasa como combustible energético (oxidación de la grasa e inhibe la lipogénesis).
Con la menopausia, el cuerpo produce cada vez menor cantidad de estrógeno y con ello, la mujer pierde las funciones protectoras de estas hormonas.
La disminución de estrógenos conlleva a la mujer a un incremento en la ingesta de alimentos y a la vez a un menor gasto de energía, provocando un aumento del peso, un aumento de la masa grasa intra-abdominal, aumentando con ello el riesgo de padecer síndrome metabólico y patologías cardiovasculares.
Diversas investigaciones han estudiado la terapia de sustitución hormonal administrando a mujeres menopaúsicas estradiol (el más potente y dominador estrógeno en mamíferos), observando con ello un alivio en las consecuencias metabólicas de la menopausia. Pero existe un conflicto, dado que expone a la mujer a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como enfermedades cardíacas, infarto, tromboembolismo venoso y cáncer. De momento parece que el beneficio no supera el riesgo.
Lo que sí ha demostrado que tiene efectos positivos y no tiene contraindicaciones son los cambios en los hábitos de vida, a través del ejercicio y la dieta. Modificar los hábitos de vida con ambas cosas debe ser nuestro tratamiento de primera elección.
El ejercicio se considera igual de efectivo que la protección que ofrecen los estrógenos.
Se ha estudiado a mujeres pre-menopaúsicas activas y no activas desde su etapa premenoaúsica a su etapa post-menopausica, teniendo las mujeres deportistas menor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas tras la menopausia. También se observó a mujeres activas, que tras la menopausia dejaron de hacer ejercicio cómo la caída de los estrógenos las predisponía a un aumento de peso y a desarrollar síndrome metabólico.
En mujeres post-menopaúsicas se ha estiudiado cómo el ejercicio puede ayudar a prevenir el síndrome metabólico. Una de las conclusiones es que el ejercicio aeróbico reduce los niveles de triglicéridos intrahepáticos y en personas con diabetes tipo II 12 semanas de ejercicio intenso consigue reducir un 25% la esteatosis hepática.
No se ha estudiado mucho el ejercicio aislado en mujeres postmenopaúsicas ni qué tipo ni dosis sería la más indicada para reducir la esteatosis hepática. Parece que el ejercicio aeróbico moderado (45min/5 días a la semana) y el ejercicio de fuerza pueden reducir el riesgo de padecer síndrome metabólico, osteopenia y sarcopenia. Algunos estudios muestran cómo el ejercicio, seguido de una dieta restrictiva que ayude a perder el peso, es más efectivo que el ejercicio aislado y que la dieta restrictiva aislada, ya que se ha observado un alto abandono por parte de los pacientes.
Falta más investigación al respecto pero como conclusiones podemos sacar que el ejercicio físico es importante, sobretodo en mujeres tras la menopausia, donde la disminución de los estrógenos predispone a la mujer de sufrir enfermedades metabólicas y cardiovasculares. El ejercicio como sustitutivo del ESTRÓGENO.